Consejos para comprar una moto usada
Adquirir un nuevo vehículo siempre constituye una decisión importante. Si bien cuando compramos uno nuevo de fábrica disponemos de muchas garantías acerca de su rendimiento, cuando optamos por comprar una moto usada apenas disponemos de certezas. Por este motivo, el tiempo que invertiremos en estudiar cada detalle en el proceso de compra es inversamente proporcional a los posibles gastos sobrevenidos por no haber calculado adecuadamente los riesgos que pueden entrañar una elección mal fundada.
Nuestro primer consejo no es otro que dedicarle su tiempo a informarnos, cribar posibilidades, comparar y comprobar personalmente su estado. En las siguientes líneas desgranamos algunas cuestiones que consideramos esenciales en el momento de plantearnos adquirir una moto usada.
Cuestiones previas
A la hora de comprar una moto usada, ya sea en una tienda de segunda mano o a un usuario particular, resulta imprescindible plantear cuestiones referidas al kilometraje medio anual de ésta y sobre qué superficie ha rodado habitualmente (los efectos son distintos en función de si se trata de ciudad o carretera). También hay que cerciorarse de cuántos propietarios ha tenido previamente, así como de los motivos que le han llevado a venderla.
Examen al detalle de la moto usada
En un análisis visual de la moto en parado, es recomendable fijarse en las partes y en los neumáticos; la cadena de transmisión; la corona y piñón; y los escapes. En este punto, el estado de los extremos de los puños, las manetas y el carenado pueden desvelar imperfectos que pasan inadvertidos a simple vista.
Debemos revisar el estado de aquellas partes más caras de reparar o de sustituir. En este sentido, los elementos esenciales son el carenado, las pantallas protectoras o los colines. Así las cosas, la existencia de arañazos o roturas debería disuadirnos de comprarla o, al menos, intentar renegociar su precio. En el caso de los neumáticos, éstos deben tener un grosor mínimo de 1,6 mm y una antigüedad no superior a cuatro o cinco años. Tanto es así que su estado se reflejará en su efectividad (en este punto se debe contrastar con el número DOT de la fecha de fabricación). Respecto a los frenos, es conveniente prestar atención el estado de discos y pastillas
Nada mejor que ponerse en contacto con alguien que tenga ese modelo en concreto y conozca sus puntos débiles. Adicionalmente, una búsqueda en la red puede ayudar a conocer la horquilla de precios para ese modelo en el mercado.
Si el modelo que nos interesa está tuneado, es importante saber que esto puede repercutir en el coste del seguro. Asimismo, es preferible asegurarnos de que el propietario conserva las piezas de serie: a la hora de pasar la ITV podemos encontrarnos con dificultades añadidas por esta razón.
Simulacro
El siguiente paso consiste en montarnos en ella y arrancar el motor para comprobar cómo funciona. Asimismo, verificaremos el sonido del escape y la respuesta al acelerador. Si el vendedor lo considera oportuno, lo ideal es probar in situ la moto usada y conducirla. Si por la responsabilidad que implica se muestra reticente, debemos proponer que, al menos, podamos viajar como pasajero y así poder testear algunos elementos como la calidad del frenado o los ruidos extraños.
Burocracia
La legislación exige estar en posesión de la tarjeta de la ITV (Inspección Técnica en Vigor), lo que representa una garantía importante en cuanto al estado de la moto usada. También conviene solicitar su historial en la DGT para comprobar que el anterior dueño se encuentra al corriente del pago del impuesto de circulación, así como para asegurarnos de que no se trata de un vehículo embargado, robado, si tiene multas pendientes de pago o para conocer el número de propietarios que ha tenido.
Por último, y además de la factura de compra con el precio original, hay que chequear que la moto tenga permiso de circulación y que esté suscrita a una póliza de seguro, a la que habrá que cambiar su titularidad. Además, los compradores son los que habitualmente asumen los gastos asociados al cambio de titularidad; ¡no lo olvides!
¿Quieres saber qué tipo de póliza se adapta mejor a tus necesidades? Consulta el comparador de Seguros Quijote